Había
una vez un gato que se llamaba Renato, tenía una panza muy ancha, todos los
días su dueño le preparaba una olla de
lentejas muy hechas.
El gato Renato, vivía en lo alto de un
gran castillo amarillo. Su dueño cuidaba con esmero el jardín del palacio, en
él se encontraban las más bellas y exóticas plantas de todo el mundo y al
castillo acudían viajeros de distintos reinos para poder admirar aquel precioso
jardín.
Cada día Renato paseaba por su oasis
de vegetación después de comer su olla de lentejas.
Sucedió que un día halló la flor más
hermosa allí plantada. Estaba rodeada de espinas y con pétalos color añil, tenía dos grandes hojas verdes
aterciopeladas que la protegían del viento y la lluvia.
Renato como buen gato, curioso y
juguetón, se acercó y la tocó. La planta carnívora de su letargo despertó y al pobre Renato ni un
suspiro se le escuchó, la hermosa planta de la que se enamoró de un solo
mordisco se lo tragó.
Al
día siguiente, el dueño de Renato, una olla de lentejas muy hechas le preparó,
aunque para su sorpresa, el gato no acudió.
Pero… desde
entonces y para siempre en aquel bello jardín podéis encontrar una hermosa y
exótica planta con una peculiar forma de panza muy ancha.
TRIS, TRAS, PARA MAÑANA MÁS
Autora:
Eva Arias Borrego.
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