domingo, 4 de noviembre de 2012


AL OLOR DE LA MORCILLA
Hace mucho, mucho tiempo, en un país demasiado lejano, iba cabalgando un joven y apuesto príncipe por el bosque con su fiel caballo Carflogon. Según contaba la leyenda, había un bosque cercano donde se hallaba un castillo abandonado en el que una planta carnívora había devorado a todas las personas que en él habitaban y,  desde hacía mucho tiempo, nadie osaba entrar.
De repente, justamente en el momento en el que el príncipe iba disfrutando más del paisaje, su compañero Carflogon se paró evitando así aplastar a un gato que se le había cruzado en su camino. Éste se asustó tanto que echó a correr lo más rápido que pudo, el caballo hizo exactamente lo mismo tras él. Inesperadamente, se adentraron en el denso bosque y divisaron un gran castillo descuidado. El aterrorizado gato no dudó en buscar cobijo en él y se deslizó entre la puerta. Muy despacio y cuidadosamente el príncipe también entró, fue en ese mismo instante cuando lo perdió de vista y fue consciente de que se hallaba en un castillo abandonado. Todo estaba sucio y descuidado pero parecía haber sido magnífico. Lo que más le sorprendió fue un cuadro enorme que había en la entradita del castillo, era un retrato de una princesa tan bella que no dudó en quitarle el polvo para ver bien su rostro. Se quedó embobado en esa imagen hasta que un fuerte maullido, lo volvió otra vez a sí mismo. Giró en dirección al sonido y salió corriendo por la puerta por donde había entrado. A pocos metros, una planta carnívora se comía al gato que había llevado al príncipe y a su amigo Carflogón hasta allí. El príncipe, sin pensarlo siquiera, sacó su espada y con un solo movimiento cortó el tallo de la planta carnívora. Repentinamente, el gato salió corriendo otra vez y el castillo cobró vida. El príncipe no podía creer lo que veía, el castillo sucio y abandonado se había convertido en un lugar bello y majestuoso lleno de personas que celebraban su retorno. Mientras lo contemplaba, fue sorprendido por una dulce voz, era la princesa del cuadro que venía a darle las gracias. El príncipe atónito sólo logró preguntarle por lo ocurrido. Ella, radiante de alegría y cautivada por los encantadores y brillantes ojos del príncipe, le explicó que un día cuando estaban todos en la mesa, justamente cuando los sirvientes apartaban los platos de lentejas, se rompió uno de los grandes cristales de los ventanales del comedor y entró una gran planta carnívora, que en un momento, se comió la gran morcilla de la cazuela y, no satisfecha, se fue comiendo uno a uno a todos los habitantes del castillo. También la princesa le confirmó que había sido él quien había devuelto la vida a todos ellos, al haber matado a la horrible planta. Por ello, el príncipe fue el gran protagonista de la fiesta que hicieron en el castillo, del que nunca jamás quiso salir porque al día siguiente, se casó con la princesa y, fueron siempre muy felices y comieron perdices.
No fue hasta cinco años después, cuando en el castillo se volvieron a hacer lentejas, aunque hubieron muchos que no las comieron nunca más en sus vidas, porque como dice el refrán: lentejas comida de viejas, el que quiere las come y el que no, las deja.
Relato realizado por: Mª Tamara Castilla Camacho   

1 comentario:

  1. La creatividad es sinónimo de maestría, de ser capaz de sacar todo lo más de algo, sin duda un maestro amante de los libros es capaz de sacar las más bellas historias de unas cuantas palabras. Y aquí podemos comprobar lo que podemos contar a partir de...un príncipe, una princesa, un gato, una planta carnívora y un plato de lentejas...
    El siguiente paso será librarnos de los estereotipos tradicionales para inventarnos las historias más sorprendentes.

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