- Oliver, ha venido a
verte tu amigo Luis.- le comentó Susana a su hijo.
- Dile que suba a mi
habitación, por favor- contestó Oliver.
- Luis, dice Oliver
que subas- comentó Susana.
- ¡Qué pasa tío!
¿Dónde te metes?- saludó Luis a su amigo.
- He estado estudiando
porque hoy he tenido un examen de ciencias. Y por cierto, creo que
no me ha salido del todo bien. ¿Y tú qué estás haciendo ahora?
Desde que te fuiste del colegio no hemos vuelto a saber nada de ti.
- Pues me he mudado
con mis padres a Barcelona. Mi padre se quedó sin trabajo y nos
tuvimos que marchar y no me dio tiempo a despedirme.
- Nosotros te echamos
mucho de menos aquí, el grupo no es lo mismo sin ti.- confirmó
Oliver.
- Yo también os
extraño, allí no tengo muchos amigos. – se entristeció Luis
apreciándose algunas lágrimas en los ojos. Pero he venido
precisamente a invitaros a una fiesta.
- ¿Una fiesta?
¿Dónde? ¿Cuándo? ¿Por qué?- preguntó Oliver nervioso.
-Porque dentro de
tres días…. susurró Luis. ¡Me operan! – gritó con alegría.
- ¿En serio? –
preguntó asombrado Oliver.
- Por fin, podré
volver a andar. He estado esperando este momento tanto tiempo… -
expresó emocionado.
- ¡Qué alegría! –
dijo Oliver dando saltos encima de la cama. Bueno pues entonces
vamos a organizar esa fiesta, ¿te parece?
- Mira, había pensado
invitar a los chicos y a dos o tres del cole: Bruno, Javi y Santi. Y
a esa chica nueva… ¿cómo se llama?
- Sofía- se apresuró
en contestar Oliver.
- Si, ella- Confirmó
con una sonrisa en la cara.
- Mmmmm, - se mostró
inquieto y dudoso Oliver.
- ¿Qué ocurre?-
preguntó extrañado su amigo.
- ¿Te gusta?-
preguntó Oliver pretendiendo que su respuesta no fuera un sí.
- La he visto sólo
tres veces. Pero dicen que es guapísima y muy inteligente.
Ambos
se quedaron dos minutos en silencio, intentando sacar otro tema de
conversación.
- Bueno y ¿cuándo
sería la fiesta?- preguntó Oliver intentando romper el hielo.
- Pues mañana por la
tarde, a eso de las 5, en casa de mi abuela. Ella no está, a esa
hora va a jugar al bingo con las amigas.
- Pues cuenta conmigo,
allí estaré.
Al
día siguiente, Oliver se fue a casa de la abuela de Luis un rato
antes para ayudarlo con los preparativos de la fiesta.
- Hola, entra que
estoy terminando de hacer las pizzas – dijo Luis arrastrando su
silla hasta la cocina.
- Tengo que decirte
algo sobre Sofía- fue diciendo Oliver hasta llegar a la cocina con
cara de preocupación.
- Dime- contestó Luis
deseando que su amigo le contara lo que le tenía tan preocupado.
- Ella….- sin poder
terminar la frase rompió a llorar.
- Tranquilo amigo,
cuéntame- lo consoló Luis.
- Un día fui, al
colegio y como siempre, salimos al recreo y corriendo por el pasillo
me choqué con ella, se resbaló y se cayó al suelo. Todos
empezaron a reírse. Desde entonces no me lo ha perdonado, que todos
se rieran de ella por mi culpa. A partir de ese momento, empezó a
salir en el grupo y es la más popular de la pandilla. Pero ha
conseguido ponerme en contra de todos nuestros amigos. Desde
entonces, todos me dan la espalda y no quieren quedar conmigo. –
relató Oliver con congojo.
- No te preocupes,
porque hoy lo vamos a solucionar, voy a hablar con ella.
A
las 5 empezaron a llegar amigos, sin dejar de sonar el timbre. Y
todos fueron saludando a Luis con cariño y alegría. Tras la
merienda, bajó la música y se puso en el centro del salón:
- En realidad he
hecho esta fiesta para anunciaros algo. Es una buena noticia,¡¡¡
me operan!!! Y podré volver a andar.
- ¡Felicidades amigo,
te lo mereces!- decían con sonrisas en las caras mientras lo
abrazaban.
Tras
las felicitaciones, Luis se dirigió a Sofía:
-No hemos hablado
mucho en la fiesta- dijo él.
- Lo cierto es que no,
pero que sepas que me alegro muchísimo por tu operación. Dijo ella
con sinceridad en los ojos.
- Me gustaría
contarte algo: desde que llegué a este pueblo, no todos me
aceptaban debido a mi invalidez y un día me encontré con un chico
viniendo del cole y mientras otros se reían de mí porque la silla
se me quedó atascada en la calle, él vino corriendo a ayudarme y
me defendió. ¿Sabes quién era ese chico?
- Oliver- respondió
Sofía.
- Sí, yo también sé
lo que es que otras personas se rían de ti. Por eso tenemos que
confiar en nosotros mismos, querernos por encima de todo y así
podremos querer a los demás. Sé lo que pasó ese día, y entiendo
que te sintieras mal, sobre todo sabiendo que eres nueva aquí. Pero
te aseguro que Oliver no lo hizo con mala intención y debes
perdonarlo.
- Supongo que llevas
razón, no debo hacer daño a una persona por algo que fue un
accidente. Pero me duele que otros se rían de mí. Te confesaré
algo: yo siempre he sido gordita y todos en mi antiguo colegio se
reían de mí por eso, y nunca lo he llevado bien. Me puse en
tratamiento y pude perder peso. Por eso, al llegar aquí por primera
vez y me ocurrió eso, recordé lo mal que lo había pasado en el
otro cole y no quería volver a pasar por lo mismo- contestó Sofía.
- Te entiendo, pero a
veces hacemos pagar a personas inocentes todo nuestro dolor. Y ese
es este caso- Reprendió Luis.
- Ella
sin más, se acercó a Oliver y le dijo en el oído:
- Perdóname por todo
lo mal que lo has pasado por mi culpa. Todo va a cambiar a partir de
ahora. ¿Amigos?- dijo ella estrechándole su mano.
- Amigos- contestó
él, estrechando la suya contra la de Sofía.
Realizado
por:
María
del Rocío Romero Fernández.
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