martes, 6 de noviembre de 2012

EL GATO QUE NO SABÍA AMAR

    Érase una vez, un gato llamado Ulises que vivía en un hermoso castillo a las afueras de París. Tenía todo lo que podía desear: joyas, comida, criados, etc... Pero para él no era suficiente porque carecía de lo más importante, el amor.
Ulises era déspota y desconsiderado, solía comportarse de forma grosera con todos los de su alrededor. Sin embargo, un día llegó una hechicera al castillo y le advirtió que si su actitud no cambiaba, sería víctima de un hechizo que lo condenaría a no conocer nunca el amor verdadero.

     En una casita en la ciudad vivía Coral, una gata de angora de pelo blanco y sedoso, con ojos grises y muy rasgados. Era la gata más deseada por todos los gatos distinguidos de la ciudad.

    Ella había estado casada y fruto de ese matrimonio habían tenido dos gatitos preciosos y muy traviesos. Sin embargo, Coral puso fin a su matrimonio porque no estaba realmente enamorada.

    Un día, tras salir Coral del trabajo, como siempre fue a comprar el pan y se dirigió a casa para almorzar con sus pequeños. Pero se tropezó con Poti, uno de los criados del señor Ulises. Ella no conocía a Ulises, pero el resto de la ciudad le temían muchísimo porque al ser un gato tan poderoso y tan malvado tenían miedo a que les hiciese algún daño.

    En el tropiezo, a Poti se le cayó algo del bolsillo pero él no se percató. Y la gata apuesta lo recogió, pero al darse la vuelta para devolvérselo a su dueño, ya éste había desaparecido. Era un anillo de compromiso. El malvado gato, tras el aviso de la hechicera, estaba enviándoles anillos de compromiso a todas las gatas con edad casadera y las invitaba a un baile que celebraría en su
castillo dentro de tres días y en ese baile escogería a la que sería su esposa.
Coral pudo leer en el interior del anillo una dirección grabada y al ver esa joya tan lujosa y de tal valor, decidió dirigirse a devolver el anillo a su propietario. Así que, emprendió el viaje en su caballo y cabalgó hasta llegar a las afueras de París. Al irse alejando de la ciudad y adentrándose en los alrededores del castillo, se asombró al ver un paisaje tan oscuro predominado por la niebla
y la oscuridad. No se oía nada, solo el movimiento de los árboles por el soplar del viento. Al llegar a la puerta, llamó y un criado le abrió lentamente no llegando a abrirla del todo, dejándola entreabierta:

-¿Qué desea?- preguntó el criado.
- Disculpe, hoy por casualidad encontré esto- dijo Coral mostrando el anillo.
El criado con una cara de temor, le dijo que se fuera, que ella no tenía nada que hacer allí.

    En ese momento, se escuchó desde el interior un gruñido que resonó en todo el castillo, era Ulises que se aproximaba a la puerta y le obligó a su criado a que hiciera entrar a la dama. Ésta tras pensárselo dos veces puso un pie dentro. Y al ver a ese enorme gato negro, con ojos oscuros y dientes muy afilados, se arrepintió de haber entrado. Él sin mediar palabra, la encerró en un calabozo. La preciosa gata, fue debilitándose, se le caía el pelo, se sentía demacrada, ... Eso sí, le decía a sus criados que no la dejaran sin comer, pero sólo podían darle lentejas.

    Al segundo día, la obligó a cenar con él. Y mandó a todos sus criados para que la arreglaran y prepararan para el evento. Ella muy enfadada y muy a su pesar asistió.

    Al bajar las escaleras, él no pudo dejar de mirarla, sus ojos desprendían amor y ternura. Ella no quiso ni dirigirle la mirada.

    Durante la cena él intentó romper el hielo, le pidió disculpas por haber sido tan grosero habiéndola dejado en el calabozo, pero ella se mantenía con la misma cara.

    Cuando acabaron de cenar. Ella dirigió su mirada hacia los ojos de Ulises, cambiando su semblante para decirle:

- Si realmente estás arrepentido demuéstramelo.

- ¿Cómo podría hacer que me creyeras? – contestó él.

- Déjame ir y volver con mis hijos _ suplicó ella.

    A él, se le rompió el corazón y sin más, la dejó en libertad. Pero antes, le dio el anillo y le dijo que se había llevado toda la vida buscando el verdadero amor y hoy lo había encontrado que él la esperaría eternamente. La gata sin parecer que esas palabras hicieran mella en su corazón se
dio media vuelta y se marchó.

    Al llegar a casa, le dio el abrazo más grande que le había dado nunca a sus hijos, los estrujó tanto que tuvo miedo de que hubieran dejado de respirar. Y todo fueron risas y felicidad esa noche.

    Pero al día siguiente, Coral no podía dejar de pensar en las palabras de Ulises, su corazón le decía que verdaderamente sus palabras eran sinceras. Y tras un deseo inexplicable de estar a su lado, decidió hacer las maletas y la de sus hijos. Y emprender camino para volver con su amado.

    Durante el viaje, cogieron por un atajo para acortar camino y en el suelo había un cartel caído que apenas se apreciaba “peligro”. Continuaron, y de repente escucharon un ruido seco y lejano. Todos se pararon sin saber qué hacer, ella sólo sabía abrazar y proteger a sus pequeños, pero el ruido cada vez se escuchaba más y más cerca.

- OHHH, no!!!!!!! Gritó Coral.

    Era una planta carnívora que se dirigía hacia ellos para engullirlos. La gata aterrorizada, cerró los ojos y abrazó fuertemente a sus hijos previendo que ese era el fin. Pero de entre los árboles apareció el gato con toda su furia y una espada de plata. Tras varios intentos acabó clavándosela y mató a la planta.
  
    Coral con lágrimas en los ojos, sólo pudo abrazarlo y besarlo.

    Todos volvieron al castillo, donde Ulises los sentó al lado del fuego, les ofreció un chocolate caliente y ella le explicó lo sucedido.

    Al día siguiente, Ulises suspendió el baile que estaba preparado y anunció su boda con Coral.

    Días después se casaron, fue una boda espléndida a la que asistió toda la burguesía parisina y de repente una mujer totalmente cubierta se acercó a él y le dijo al oído:

- Ves como todo se mueve por el corazón.

Relato realizado por:
María del Rocío Romero Fernández

1 comentario:

  1. Una historia muy actual, y original una gata independiente, separada con hijos que decide vivir su historia de amor particular con un héroe muy "bestia"...Fantástica!!!!
    Pero... qué huebiera pasado si esa madre coraje hubiera sido la que luchara contra la planta carnivora??? Probablemente que se perdería el romanticismo de la historia. Los estereotipos los tenemos aún muy incrustado en nuetra conciencia, pero poco a poco los vamos superando, Y esta historia lo refleja.

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